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Ex Conventos de Puebla: Santa Rosa y Santa Mónica.
La vida conventual fue parte clave en el tejido social de la Puebla colonial.
Su existencia era indicador de su esplendor económico y cultural. En aquellos años la medida de una ciudad, en cuanto a su categoría como tal, se determinaba a partir de la existencia de las diferentes órdenes religiosas.
La influencia social, la magnificencia de su arquitectura y la herencia culinaria, le dan a los conventos de Puebla una presencia que hasta la fecha deja sentir su importancia histórica.
La cocina conventual fue muy importante en la gastronomía poblana, y destacan las de los Ex Conventos el de Santa Rosa de Santa María, y el de Santa Mónica, ambos construidos en el siglo XVII, de donde salieron el mole poblano, los chiles en nogada y los dulces típicos, manjares que hasta el día de hoy siguen siendo un atractivo de turismo gastronómico.
Con sus más de doscientos mosaicos de talavera, la cocina del Convento de Santa Rosa es considerada la más bella del estado. Cuenta la tradición que ahí fue donde se elaboró por primera ocasión el mole poblano por parte de Sor Andrea de la Asunción.
La historia relata que Sor Andrea halló inspiración después de ir a misa cuando escuchó una voz que le instruyó utilizar chile mulato, pasilla, ancho, chipotle, cebolla, ajo y jitomate, así como almendras, ajonjolí y cacahuate.
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